Raúl Castells

RAUL CASTELLS 11

Esta entrevista a Raúl Castells, dirigente del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, la realicé el 21 de febrero de 2004 en el local del mismo.

“»EL PUEBLO SE DA LAS FORMAS DE LUCHA QUE NECESITA»”

¿Cuándo comenzó usted a tomar conciencia de esta lucha?

Yo trabajaba en la construcción y vendía diarios cuando pibe y a los diecisiete años me ligué a los grupos socialistas. Ahí empezamos a luchar. Y continuamos treinta y tres años luchando. Hubo una parte importante en el movimiento obrero y cuando ya no hubo más trabajo desde el movimiento de los trabajadores desocupados.

¿Siempre acá, en el gran Buenos Aires?

Si siempre.

¿Usted era socialista?

Si, era socialista y lo sigo siendo

¿Del viejo socialismo de aquél Palacios…?

Acompañábamos también a Coral y a otros grupos socialistas más a la izquierda.

Usted tuvo un comienzo socialista como dirigente sindical, ¿es entonces, a partir del vacío que se crea, según me ha dicho, cuando decide incorporarse al movimiento piquetero?

Sí, en realidad fuimos más producto de las circunstancias que los hacedores de lo que hemos hecho. Nadie calculó que era un país con cinco o seis millones de personas sin trabajo llevado a la ruina más extrema. Ahí empezaron a nacer organizaciones de miles de personas sin trabajo luchando para cambiar esto, y produciendo acciones de masas que terminaron supliendo alguno de los partidos políticos y de los sindicatos.

 ¿Cuántos años estuvo preso?

Cuatro años, bajo los gobiernos de Menem, De la Rúa y Duhalde. Tuve siete juicios, de los siete, en seis fui absuelto, y en uno me dieron dos años porque dos años ya me tenía preso, así que cuando me hicieron el juicio ya hacía dos años que me tenían preso.

¿Cuál fue la acusación?

Habíamos entrado en el supermercado Wall Mark, un día antes de la navidad del 97 o el 98.

¿Usted comienza su actividad en los mismos comienzos del movimiento piquetero?

No. Nosotros, ni éramos piqueteros ni nada parecido, nosotros hacíamos una actividad social básicamente, con el tema de los jubilados. La cuestión es que se fue integrando cada vez más gente mayor sin jubilación ni pensión, y luego fueron llegando los hijos, las mujeres, los nietos. Y acabó siendo un movimiento de masas.

¿Es decir que su movimiento no nació en conjunto con los otros movimientos piqueteros?

No, no. Este es un movimiento que tiene una raíz en el movimiento de jubilados primero, y luego va integrando cada vez mayor numero de gente sin trabajo.

¿De ahí el nombre de Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados?

Sí, terminó siendo mayoría. Si usted tiene presente que acá hay 1.730.000 personas solamente mayores de sesenta años, sin nada de nada, ya le está indicando cómo está la Argentina.

Teniendo en cuenta que el movimiento piquetero es un hecho original, no es un movimiento eminentemente obrero, como lo es un sindicato, Es un movimiento social no integrado a partidos políticos, ¿cuál es, entonces, su objetivo estratégico?

Nosotros peleamos por el poder en este país, nosotros planteamos gobernar este país, porque la clase dominante, lo único que ha hecho, es llevar a la ruina la Argentina. Hacemos la pelea en la calle, pero disputamos también el poder a las clase gobernantes y a los partidos tradicionales.

Cuando hablamos de poder ¿hablamos de poder absoluto?

Sí, sí, el gobierno de este país

¿Su movimiento plantea la participación en lucha electoral del poder?

Así es, así es.

¿Y cómo ven este proceso de lucha por alcanzar el poder?

Tenemos un Congreso la semana que viene así que se va a discutir entre todos el tema pero la idea puntual es seguir el camino por otro 19 y 20 de diciembre del 2001, que sería una vía insurreccional, pero disputados también en el tablero electoral, poder conformar amplios frentes opositores y enfrentarlos también en el tablero electoral.

¿Van hacia la creación de un partido político?

No, seguimos siendo lo que somos, siendo en frentes comunes con otras organizaciones, algunas de ellas partidos políticos, y disputarles todo. No queremos más gobiernos del PJ y de la UCR. Demasiados desastres han hecho con esta nación.

¿Plantean, entonces, el uso de ambas formas de lucha, electoral e insurreccional?

Si, todas las formas que se dan, desde un piquete, una manifestación, un petitorio, una huelga de hambre, una lucha electoral o una insurrección popular, son las formas que el pueblo se va dando en cada instancia.

¿Cómo valora en este momento la relación actual que existe entre el movimiento piquetero y otras organizaciones sociales por un lado y los sectores de clase media que han llegado a cuestionar la metodología piquetera?

Existe una terrible campaña del estado para tratar de generar una brecha entre los sectores medios y los sectores más empobrecidos, que parcialmente lo han conseguido entre los sectores medios y los sectores más empobrecidos. Hoy, precisamente, el diario «Clarín» ha hecho una encuesta donde la pregunta es: “La economía ha crecido un 8% durante el 2003, ¿Lo percibe en su vida cotidiana?” Y siete de cada diez contestan que no. Si esos sectores, que tienen correo electrónico e Internet contestan que ellos no lo perciben, imagínese lo que es en todos estos barrios de calles de tierra.

La salida a esta situación de crisis ¿pasa, entonces, por esas dos variantes, la de tipo institucional, enmarcada en la perspectiva de crear un movimiento que tienda hacia el poder, y tendría también expresiones de lucha de tipo insurreccional como lo fue el 19 y 20 de diciembre de 2001?

Son cosas que el pueblo argentino se va dando. No es que alguien le dijo al pueblo: “salgamos a hacer la insurrección del pueblo.” Se van determinando las formas de lucha, se van tomando en cada instante, y en esa lucha política contra este gobierno incluimos todo, por ejemplo, vamos a la discusión de disputarles en las elecciones, también a este gobierno. Y ahora vamos a ver cómo a los dos partidos tradicionales, -que han manejado la Argentina desde hace sesenta años repartiéndose el poder- les vamos a disputar quienes gobierna la Argentina.

Hay una imagen del gobierno argentino, en Europa, que se observa como una alternativa progresista en la historia de los últimos años del país y que parece ofrecer una salida eficaz de la crisis. ¿Qué respondería usted a esto?

Que los que ven eso es porque están a diez mil kilómetros de la Argentina, que el modelo económico es exactamente el mismo que venía con Duhalde, con De la Rúa y con Menem, que no ha cambiado un ápice, desde el punto de vista económico, la situación de nuestro pueblo, que esto sigue siendo el mismo paquete con distinto envoltorio y que lo único que hay es un cambio del lenguaje, del mensaje gubernamental, que en vez de tener el lenguaje reaccionario de Menem o De la Rúa, tiene un lenguaje más corrido a la izquierda, pero con una política económica que es exactamente la misma. Es tan claro esto, que el mismo ministro de economía de Duhalde sigue siendo el mismo ministro de economía aquí. El mismo funcionario que estaba con Cavallo bajo el gobierno de Menem hoy es el presidente del Banco Central de la Argentina.

Si es gobierno tiene este nuevo discurso, y la realidad va por otro lado, como señala usted, y teniendo en cuenta la historia reciente de la Argentina, ¿por qué no puede detectar el actual gobierno el peligro de terminar como han acabado los anteriores?

Ellos están atados con hilitos y lo saben. Si no se hacen de mucho consenso popular, cuando la gente perciba que esto no mejora, ellos saben que tienen serias posibilidades de terminar como el gobierno de De la Rúa.

¿Cómo actúan para impedir ese fin?

Es una lucha política inmensa. Hay una campaña mediática muy grande de inversión en publicidad por parte del gobierno, es la mayor de la historia de este país. Eso es lo que está en disputa, y además tenga usted en cuenta, también, que este gobierno llegó a la presidencia no ganando las elecciones sino perdiéndolas. Salieron segundos con diecisiete votos de cada cien. Usted puede salir y consultar en la calle, y preguntar si alguien se considera “kirchnerista” en la Argentina.

Se habla ahora de un movimiento encabezado por los jóvenes que se estructura alrededor del apoyo al gobierno. ¿Cómo evalúa esta iniciativa?

No es más que la estructura del Partido Justicialista sostenida a través de las intendencias y la gobernación de la provincia de Buenos Aires, donde va a haber más plata para los micros, más plata para los punteros políticos, va a haber cajitas de vino, va a haber sándwiches de chorizo y va haber porros de marihuana para los más jóvenes. Así han armado sus actos históricamente y ahora también. Si la gente estuviera aquí por voluntad propia, ni soñando va a un acto del gobierno.

¿Estamos frente a la fase inicial de un proceso que termina con el fin del peronismo y el radicalismo en la Argentina?

Es un proceso… no exactamente, pero es el fin. Ya, a diferencia de lo que otras generaciones decían por ejemplo, gritando “la vida por Perón” hoy nadie grita la vida por Kirchner. Si alguna vez hubo gente profundamente enamorada de dirigentes como Perón o Evita, hoy nadie está enamorado de los funcionarios del gobierno de la Argentina. Lo que hay son cien años de la Unión Cívica Radical, sesenta años de Partido Justicialista gobernando este país, repartiéndose el poder a lo largo de estas décadas. Argentina ocupaba el décimo lugar entre los países del mundo hace sesenta años y sesenta años después pasamos a ocupar el lugar numero setenta y cuatro, así que la lucha nuestra es como la lucha del pueblo paraguayo para terminar con el Partido Colorado, la lucha de los mexicanos para terminar con el PRI y la lucha de lo que ha sido en Venezuela terminar con la Acción Democrática, la lucha por terminar con los Blancos y los Colorados en el Uruguay o terminar con el MNR y la derecha más reaccionaria en Bolivia, y se inserta en todo un proceso en Latinoamérica. En Argentina eso es también lo que está planteado.

¿El fin de una historia política del siglo XX en Argentina?

Sí. Aunque sigan ganando alguna u otra elección, se terminó. En el corazón de nuestro pueblo no tienen el amor que ganaron en otras generaciones, la gente no les cree ni confía, no los siente muy cerquita de su corazón y no tienen peso de masas, por eso ocho o nueve meses después, todavía no se animan a convocar un acto, porque aún controlando el aparato, solamente el aparato, vamos a suponer: treinta municipios del gran Buenos Aires, con dos mil empleados y punteros alcanzaría? Para juntar sesenta mil personas. Aún así, tienen dudas de largar una cosa de ese tipo.

¿Frágiles, políticamente?

Débiles, muy débiles. Si no pudiese ser que nosotros hayamos planteado enfrentar al gobierno casi en un mano a mano, sino fuera producto de que es un gobierno débil. No es que nosotros seamos tan fuertes y poderosos, sino que ellos, en particular, son muy débiles. Acá hubo un 20 de diciembre del 2001 en el que el pueblo argentino dejó todo tambaleando en este país.

El gobierno Kirchner, según las encuestas, tiene una aceptación del 80 por ciento entre la población. ¿Es en ese otro 20 por ciento donde están los piqueteros junto a sectores que no tienen nada de popular, sectores oligárquicos, incluso? ¿Cómo es posible, que ese 80 por ciento apoye a un gobierno que está siendo combatido por los piqueteros?

Eso es una “truchada” absoluta, no es cierto que ocho de cada diez argentinos esté apoyando este gobierno y sean felices, es más, usted puede recorrer los barrios e ir preguntándole a la gente. No existen los ocho de cada diez que sean ocho oficialistas de este gobierno. Eso es absolutamente falso.

¿Miente el gobierno?

¡Miente! ¡Miente derecho y viejo! Son mentirosos y es más, en los barrios de ocho a dos pero en contra, porque la gente siente que no hay respuesta, no tienen trabajo, no tienen para comer, no tienen un peso, no tienen ninguna mejora. La gente escucha mucho palabrerío, mucha propaganda, pero no ven que su vida cotidiana haya cambiado en algo.

CASTELLS 22Esto que usted llama” palabrerío”, ¿tendrá un límite?

Así es, y de ese límite va a salir una lección popular cada vez más indignada, sintiendo que otra vez más la “versiaron”

¿Una decepción más profunda?

Mucho más grande. Hay una diferencia con los gobiernos de De la Rúa, de Menem o Duhalde. Ellos tenían apoyo popular en los barrios porque además tienen estructura, aparato propio y todo lo demás. Este hombre ni tiene estructura propia, ni tiene aparato ni tiene apoyo popular, ninguna de esas cosas.

¿Cuál es el grado de concordancia actual entre el movimiento piquetero y la llamada clase media que tanto espacio ocupó en los medios nacionales y extranjeros en la época del “corralito”, porque parece ser que la consigna de “piquetero y cacerola, la lucha es una sola” casi ha desaparecido?

Es un proceso. En la medida que la clase media vea que no tiene una respuesta económica nos estará apoyando. La clase media argentina es tan volátil que un día, por ejemplo, para referirnos a un hecho histórico, reciben a un rector universitario entremedio de unos doscientos jóvenes que le hicieron el paso con un fusil. Esto sucedió en la Facultad de Derecho de Buenos Aires en mayo de 1973, y tres años después apoyaban a una dictadura militar, en contra de lo mismo que habían apoyado dos o tres años antes. La inestabilidad emocional de la clase media en nuestro país es una vieja tradición.

Pero la clase media determina una gran parte de la vida política

No, acá ha sido la clase obrera la que tiró abajo, por ejemplo, el golpe militar contra Perón en el 1955, ha sido la clase obrera la que tiró con el “cordobazo” a Onganía, ha sido la lucha de los trabajadores los que tiraron abajo tres gobiernos de la dictadura militar y pusieron fin a esa dictadura, ha sido la gente de los barrios empobrecidos con los saqueos en mayo del 89 los que le hicieron terminar a Alfonsín su mandato seis meses antes y ha sido el odio popular expresado en los grandes levantamientos de Cutral Có, Tartagal, de Mosconi, en la década del noventa, los que convirtieron en un cadáver político a Menem. Ha sido la unidad de esos sectores empobrecidos, que no salían a golpear ollas, sino que lo que querían era llevar algo para la olla, porque no habían comido en los barrios y que han saqueado y rebasado a la policía y a las fuerzas armadas de este país con los saqueos de diciembre de 2001, que unido a la salida de la clase media a la calle, -porque les habían complicado los ahorros- dieron lugar a que por primera vez en ciento noventa y un años se volteara un presidente con la movilización popular. Fue esa clase empobrecida que, con la acción del 26 de junio 2002, en el puente Pueyredón, con dos mártires, terminaron con el gobierno de Duhalde, obligándolo a adelantar las elecciones para abril del 2003.

¿Qué papel juegan los dirigentes sindicales en esta realidad social?

En este país tenemos una banda de delincuentes mafiosos y facinerosos. La peor basura que se puede tener, dirigiendo los sindicatos. En general son hijos de los procesos que siguieron después de la desaparición de 30000 personas. Muchos de ellos dirigían los sindicatos, los cuerpos de delegados, de comisiones internas. La lucha del movimiento de los desocupados también va de la mano de la lucha de los trabajadores por echar y limpiar de sus sindicatos a la burocracia sindical.

¿Por que aún no se ha podido terminar con esa llamada burocracia sindical después de tantos años de presencia y poder?

Porque el hecho de que haya cinco o seis millones de personas con problemas de trabajo actual, actúa como una cuestión muy de peso sobre el trabajador en la actividad. El temor al despido está muy arraigado.

¿El trabajador en activo no participa en una huelga, por ejemplo, por temor a ser despedido?

Exactamente. El nivel de huelgas actual es más bajo que los años anteriores debido a la terrible presión que siente el trabajador, pues sabe que si reclama, hay miles en la puerta esperando el lugar que él dejará, si lo despiden. Porque las políticas de este gobierno, en realidad, juegan a que haya esta desocupación, no es que algo en contra de la voluntad de ellos, es el producto de la decisión política de todos ellos.

Una situación muy triste entre los propios trabajadores.

Lo que sueña un trabajador es no estar nunca en una ruta y ser un piquetero, porque sabe que eso significa desocupación y el hambre más extrema.

¿Usted cree, realmente, que al poder le interesa una situación tan deteriorada como la que vive Argentina?

El nivel de renta que han sacado todos estos años es fabuloso. Hoy, el salario de los trabajadores es un 52 por ciento menos en valor real que en la década de los setenta. Como dice un cantor popular, José Larralde: “Lo que para unos ganado, para otros perdido”

¿Cómo vive un hombre y su familia con los 150 pesos que recibe del plan?

No vive, sobrevive. El promedio nacional nos dice que en 48 horas todos los compañeros pagaron su deuda en el almacén, compraron la garrafa, pagaron la boleta de luz y se quedaron absolutamente sin nada, y hay que empezar otra vez el mes sin ningún tipo de ingreso.

El gobierno quiere implantar la tarjeta electrónica de débito con el argumento de transparentar el pago de los planes sociales. ¿Cuál es su posición frente a esta medida?

El rechazo total a todo este tipo de cosas. El tema es que son treinta millones de pesos que van a ir de comisión a los banqueros. Es más, lo que quieren hacer es otro negociado para los bancos, como han hecho siempre.

¿Se va incorporando gente desde el movimiento piquetero a los trabajos genuinos??

Prácticamente no aparece trabajo en la Argentina, no hay ni changas. Recién andaba por acá uno de los muchachos, el que llevaba la remera roja, es un estudiante avanzado de ingeniería informática, pues está atendiendo el teléfono en una remisería por un peso la hora, en un país donde un kilo de milanesa vale seis. Prácticamente no existe trabajo, y cuando pueden conseguir algo, por ahí una changuita de peón de albañil, un par de días, una cosa muy a la perdida, pero ni siquiera aunque sea un trabajo irregular más o menos permanente, no hay.

Sin embargo, se observa que ha crecido el trabajo en servicios, por ejemplo, turismo, hotelería, etc.

Eso tiene que ver con profesiones temporales, como son todos lo años. Por ahí sí, la actividad del turismo que anda más o menos bien Pero de cualquier manera con márgenes muy malos.

También se señala a través de los medios el aumento del turismo interior, las terminales abarrotadas de viajeros, los centros turísticos a tope, etc. ¿Existe este aumento en realidad?

Es más o menos así todos los años en la Argentina en los lugares de veraneo. ¿Quieren dar la imagen, de un país que anda muy bien? “Miren las playas llenas”. Pero, en general, el sector que veranea todos los años sigue veraneando igual, Puede ser el diez o el veinte por ciento de la Argentina, pero el otro ochenta por ciento lo mira por TV.

¿Se modificará, en definitiva esta situación social del país?

No.

¿No existe una tendencia en tal caso?

No, ese es el tema. Una cosa es, por ejemplo, si nos decimos, estamos mal pero se resolvió no pagar la deuda externa y hay que hacer mucho sacrificio por levantar el país. Entonces eso sería correcto, incluso pasar hambre, si eso significa levantar el país. ¡Acá no, hombre! Acá sigue exactamente la misma política económica de Duhalde, Menem y De la Rúa. Están equivocados los que creen que estamos en presencia de un gobierno izquierdista, pro “guevarista”, que anda con la bandera roja. Otro cantor popular que se llama Argentino Luna tiene una canción que se dice: “»Mucho bla bla, compañero

He leído un titular periodístico que anuncia un índice de crecimiento de la producción industrial en los últimos meses.

¿Sabe cual es el crecimiento del 2003?

¿Real?

Sí, real. El 40 por ciento de lo que cayó en el 99. Es como si usted, los días que no tiene plata, cuando cobra, y pasa a tener cien pesos, entonces publica “ha crecido mi poder económico en un 100%, en realidad, es porque no tenía nada y había cobrado ese día. Acá es exactamente lo mismo.

¿Qué grado de capacidad tiene el movimiento piquetero para nivelar esta información mediática?

Es un milagro que tengamos tanta posibilidad de debatir casi todos los días con el gobierno. Tienen un problema ellos, y es que hasta en el último rincón de este país, escuchan y prestan atención a lo que decimos. Para los sectores empobrecidos ya somos héroes populares. Para la clase dominante y media alta ya somos enemigos de hecho. En este país una botella de vino tres cuarto, fino, en los restaurantes donde comen ellos, se paga entre 100 y 300 pesos. Nosotros estamos luchando por 150 pesos por familia y mes. En una noche de prostitutas se gastan por ahí dos o tres o cuatro meses de lo que nosotros estamos discutiendo para familias completas. Esta es la realidad de la Argentina.

Precisamente hoy los diarios informan que el gobierno invita a dialogar. ¿Por qué no dialogan ustedes con el gobierno?

Porque ellos vienen de una provincia muy pequeña, de 190.000 habitantes y creen que son una monarquía feudal, que ha llegado un don divino y que van a ser los que van a reinar en la Argentina. Esta gente no entiende nada porque por ahí, un día de marcha muy grande les juntamos tanta gente en las calles de este país como la población de donde ellos vienen. Lo que queremos significar es que este es un país con mucha muerte de por medio, con muchos enfrentamientos políticos, con demasiada violencia en tantos años. Por eso, no vamos a empujar a lo que quiere el gobierno, de que empecemos a los tiros, con muertos de por medio. Nosotros no vamos a ir a eso. La discusión va a ser una discusión política con la movilización popular, los cortes de rutas, con las formas de masas, pero no nos van a llevar al terreno que ellos quieren.

¿Consideran ustedes que los cortes de rutas son la identificación de su presencia y la continuación de su actividad reivindicativa?

Es como si fuera un paro nacional. Si usted vio las fotos del pasado jueves verá un país que prácticamente estaba como si fuera un feriado, como si hubiera sido un domingo a las siete.

Hubo un suceso violento hace pocos durante un corte de calle que fue atribuido a los piqueteros y que, por otra parte, fueron atribuidos a elementos provocadores. ¿Qué puede decir con relación a eso?

No, no son sectores provocadores, son el gobierno directamente. Sobre ese suceso, precisamente, en un camarógrafo del canal Todo Noticias, filma el momento que alguien baja de un patrullero con un fierro, camina unos quince pasos y va y le pega por detrás un golpe, un durísimo golpe por detrás a un taxista que estaba charlando con alguien.

¿Los piqueteros nunca han agredido?

¡No, hombre! Se cuida esa relación. Los piqueteros siempre hemos compartido la calle con los taxistas. Esto ha sido armado directamente por el gobierno con todos los medios. Fue tan así, para que usted tenga una idea, que dejaron que se hiciera todo eso, y el que provocó esa agresión se fue caminando del lugar.

El gobierno afirma que no utiliza la represión.

No está usando la represión directa, pero, por ejemplo, en Plaza de Mayo el 20 de diciembre, hicimos un acto con 70.000 personas, y en medio del acto nos explotó una bomba. Después de cincuenta años hubo una bomba en Plaza de Mayo, a ochenta metros de la puerta de la casa del gobierno. Lo que no hacen es represión directa, la hacen armando cosas de este tipo.

En síntesis, ¿podríamos afirmar que ustedes consideran que la lucha va a seguir y que el gobierno tiende a difuminar su política, y a repetir los mismos errores que De la Rúa, y Menem?

Lo que han visto de la historia de este país, lo van a seguir viendo con este gobierno. Es exactamente el mismo modelo económico. Los que se llenaron de plata todas estas décadas últimas en este país, se siguen llenando de plata, los que se han muerto de hambre con esta política se siguen muriendo de hambre, hoy nuevamente.

No deja de ser extraño estos métodos de lucha, sin sindicatos, sin partidos. ¿Tal vez una forma empírica pura?

Son las formas que se ha dado nuestro pueblo para luchar. En otra época, cuando estaba había plena ocupación, la forma era la huelga general, era la toma de fábricas y demás. Como hoy la gente no está dentro de las fábricas, esta excluida de la producción, sale a hacer su medida de fuerza desde donde está, que es en la calle.

¿Cómo pudo haberse llegado a esta situación?

Porque el Partido Justicialista se ganó el corazón de nuestro pueblo hace sesenta años. Eso quedó en el recuerdo de las generaciones, y en nombre de ese partido en particular, han hecho las peores porquerías contra esta nación y contra este pueblo. Esta es la realidad. Por la derecha Menem, con Kirchner por la izquierda. Hacen como si fueran un recambio entre todos ellos, pero son siempre los mismos los que están gobernando. Pampuro, el ministro de este gobierno fue ministro de Duhalde, Lavagna fue ministro con Ruckauf y Duhalde, y ahora lo es con Kirchner, Beliz fue ministro con Menem y ahora continúa con este gobierno, y así sucesivamente unos y otros. Algunos de ellos han estado en la guerrilla peronista en los años setenta y otros en los grupos de ultraderecha. Hoy están todos juntitos, compartiendo el gobierno, como si acá nada hubiera pasado nada, cuando hay 30.000 muertos de por medio, por las propias cosas que ellos hicieron o empujaron.

¿El peronismo es una de las causas de esta situación?

El peronismo es el hecho maldito para el pueblo argentino en estas décadas, son los que han arruinado este país y hay que barrerlos de la Argentina. Son la peor bosta que hay. No sirven para nada. Y lo que sí hay es un inmenso cansancio popular, un sentimiento de nuestro pueblo de desprecio en la conducta de todos ellos.

El peronismo tuvo dos tipos de críticas, desde un lado progresista o de izquierda y desde otro sector oligárquico…

Hoy, la oligarquía argentina es el PJ.

Este reportaje lo van a leer muchos jóvenes españoles, ¿qué les diría hoy a ellos?

Nuestro llamado a la solidaridad, nuestro llamado a la lucha de carácter internacional, en la defensa de los derechos de los más pobres en la Argentina y toda América Latina pero también nuestra inmensa solidaridad y lucha por las naciones oprimidas por el Estado Español, en particular a los reclamos por la libertad de todos los presos políticos, que por distintas motivaciones políticas, hoy pagan con la cárcel el oponerse al centralismo del Estado Español.

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