La crisis económica y la economía

 

LA CRISIS ECONOMICA Y LA ECONOMIA(El Quinto Encuentro de Escritores por la Tierra que se realizará próximamente en la ciudad de Tarragona, España, (del que soy uno de sus miembros fundadores) discutirá, entre otros, el tema titulado “Crisis económica y social causas efectos y alternativas”. Al no poder asistir he enviado esta breve intervención sobre el tema.)

Hay en el titulo de este capítulo del Encuentro una cierta y benigna paradoja. Economía y sociedad son hacedoras, protagonistas, victimas y victimarias, todas a un tiempo, del contenido que se discute. No podemos entonces, encontrar los efectos y sus alternativas fuera de este contexto que empíricamente está unido a la presencia de su propia realidad histórica. La crisis, en realidad, es un fenómeno afín al desarrollo de lo social. Nos estamos refiriendo al movimiento de intereses que interactúan y que sostienen las estructuras de las organizaciones humanas.

Hay que buscar, a mi entender, por lo tanto, más allá del reduccionismo temporal y plantearse, si queremos realmente, ir al encuentro de una cualidad de superadora del hecho dialéctico.

La economía es un bien humano, un instrumento para la existencia de las colectividades que la ejercen y la asumen como eje de sus relaciones interpersonales y de organización. Siempre ha sido así, y este siempre es un elemento biográfico desde el instante en el que el habitante de este planeta decidió configurar su cotidianidad. ¿Dónde hay que buscar, pues, lo que podríamos llamar la “quiebra” que disparó la entropía colectiva? Sin duda, en la conformación desigual del poder. Es ahí, a nuestro parecer, donde podemos confundirnos, llamando crisis a lo que es algo, aunque parezca inaudito y contradictorio, mucho más profundo y mucho más complejo.

Y es aquí donde llegamos a reconocer a la economía como víctima en esa paradoja que señalamos antes. No hay tal crisis económica y social porque eso es atributo de lo real vivido. En cierto caso podríamos referirnos a distintos tempos de actividad económica en el transcurso del proceso general y que son precisamente los que van confirmando la economía como intangible (y a menudo no tanto) de nuestras realidades. Dentro de estos tempos se han vivido y se siguen viviendo las convulsiones, los giros violentos, las mesetas armoniosas que hacen intrínsicamente a lo que llamamos economía. Es desde el poder, repito, donde la capacidad de función unido a una ética pueda ir generando las condiciones que amortigüen las turbulencias inherentes a la economía para convertirla, en definitiva, en uno de los valores integrales de un cualificado e integral futuro.

A esta altura también podríamos arriesgar una atrevida opinión, e ir al encuentro de la persona misma, del individuo uno e indiviso en el que están contenidos a su vez, todos los componentes de la sociedad que lo rodea: el poder, el interés, la disputa, la necesidad vital…en fin, la vida social toda. Porque si bien es cierto que consideramos el poder como causa primera esta se infiltra, se incrusta, incluso, en cada uno de los protagonistas de la sociedad donde se esconde como endógena anomalía el deseo de una sensación de supremacía material.

Desde mi punto de vista ha de ser muy exhausta la búsqueda de alternativas pues hay que lidiar con varios frentes, incluso, con quienes parecen resistirse al esfuerzo de quienes intentan dilucidar los caminos superadores.

Quiero dejar aquí un texto que Gaspar de Jovellanos escribió en 1809 y que considero tiene actualidad y vigencia:

«Es así mismo muy recomendable el estudio de la economía, no sólo por el grande influjo que el conocimiento de sus principios tendría en la mejora de la legislación del Gobierno del Reino, sino porque siendo su objeto abrir y conservar abiertas todas las fuentes de riqueza, su influjo obra y se extiende a todas las artes y profesiones útiles que promueven la prosperidad nacional».

BOLSA

 

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