Dios, ven, por favor

(Esta nota la escribí reflexionando sobre los hechos producidos por la publicación de caricaturas religiosas, que tuvieron lugar años antes, incluso, que los asesinatos en la redacción de Charlie Hebdo)

DIOS VEN POR FAVORVen y pon en orden estas aberraciones entrecruzadas que en tu nombre despliegan tus mañosos voceros. Ven y limpia de tanto ridículo y crueldad los imperios dogmáticos que te enarbolan para justificar sus crímenes y sus violaciones. Ven y expropia todos esos templos, derrumba esas estructuras, esos mecanismos crematísticos, esos espurios intereses de poder, de explotación y de injusticia. Ven y di, por fin, la verdad.

Denuncia los siglos de mentiras, de visiones dementes, de profetas tan humanos y tan cínicos y listos como cualquiera de nosotros, ven y grita que todo es falso, que no hay arcángeles, que no hay pueblos elegidos, que no hay espíritus intocables. Ven, de una maldita –y bendita- vez, y pon en el banquillo a todos esos manipuladores, a todos esos especuladores del miedo a la muerte, a todos esos estafadores de la sensibilidad ajena. Destruye todo lo que montaron a tu sombra mientras tú no te enterabas. Expúlsalos al olvido del género humano, congélales sus cuentas bancarias, sus nefastos proyectos de expansión, sus frívolas apariciones mediáticas, sus humus histéricamente majestuosos, sus órdenes de castigo.

Y si tú realmente, estás ahí y sabes del infierno, entonces, llévate a ese destino a los que se dicen tus “representantes”, tus “dignatarios”, tus “designados”, tus “pastores” y tus “mejores servidores”. Llévatelos lejos, lejos de nuestra vida sencilla, de nuestras libertades, de nuestra paz, de nuestras anchuras de alegría, de nuestros deseos de ganarnos el derecho de vivir sin tener que pagar el canon de la fe, ni la obligación de llorar frente a un muro, o sacar el coche del parking para ir a encontrarse contigo en alguna iglesia, o dar vueltas alrededor de una piedra. Ven, por favor.

No te creemos cómplice de tanta ignominia, de tanto mesianismo y de tanta perversión. Y ya que eres tan poderoso, ven y arrasa tanto miasma y tanta gangrena mental. Y borra de la faz de la Tierra para siempre a los que se arman de tu presencia para justificar la sangre y no el amor. Y deja a los puros, que sinceramente confían en ti, reinando sobre un mundo tranquilo, charlando contigo en cualquier momento, (como los niños, cuando van hacia el sueño), lejos de tantas horribles parafernalias y doctrinas y cruzadas justicieras. Charlando contigo, simplemente, caminando por ahí, tomando un café o un té, o mientras hacemos las cuentas para llegar a fin de mes.

Ese es el mundo que se te olvidó, seguro, entre tanto trabajo. Ahora ya lo sabes. Se te necesita. Ven y sácanos de encima a los que en tu nombre nos están haciendo creer que ya no existes.

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