Aquí estoy:
Bajo un trocito de cielo húmedo, mientras amanecía en Buenos Aires un diecinueve de febrero, allá por el cuarenta del siglo pasado, y sin pedir permiso, de curioso, nomás, me dí de bruces con esto que se llama vida y que tanto se parece a una aventura.
Y eso es todo. Un poquito de algo mientras van desfilando delante y dentro, madres judías, padres musulmanes, hermanos en la esquina del barrio, un corralón con sus pesebres y sus amarillos escarnios, la militancia clandestina de épocas azules y aquél feliz y soñado mundo que todavía sueño.
Y la poesía, que llegó una tarde con su desnudez y sus besos lenguados para abrirme los botones del sentimiento. La poesía cargada con tu nombre y el amor de los vientos humanos. La poesía, para enjugar tantas soledades y tantos comienzos.
Así sea.
Mis artículos en La Vanguardia de Barcelona
Acuarelas de la vida en una ciudad maravillosa…
El viejo oficio de buscar respuestas…
«…el libro es la extensión de la memoria…» Jorge Luis Borges
De todo, como en la vida…
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Un paseo, un andar de libertades…